Una Botânica de Paz: Visitácion
Tengo una flor
de la que no sé el nombre
En el balcón,
en común acuerdo
con otros aromas;
la flor del beso, un rosal,
una mata de hierba luisa
Pero esos son prodigios
Para outra mañana;
es que esta flor
generó hojas de verde
asombro,
minúsculas y leves
No la amenazan bombas
ni románticos vientos,
ni misiles, o tornados,
ni ella sabe, aunque esté cerca,
de la sal inversa
que el mar trae
Y el cielo azul de Otoño
Al fingir verano
es para ella una bendición,
con la poca agua
que le dio
Debe ser esto
una especie de paz:
un secreto botánico
de luz
in Siete Poetas Portugueses. (Sel e trad ) Nidia Hernández. Universidade Metropolitana. Caracas 2008
Ana Luísa Amaral
Lisboa, 1956. Vive desde los nueve años en Leça da Palmeira. Profesora en la Facultad de Letras, en Oporto. Tiene un Doctorado sobre la Poesía de Emily Dickinson, de quien es traductora. Libros de poesía: Mi Señora de Qué, 1990. Cosas de Partir, 1993. Epopeyas, 1994. Y Muchos los Caminos, 1995. A Veces el Paraíso, 1998. Imágenes, 2000. El Arte de ser Tigre, 2003. La génesis del Amor, 2005. Poesía reunida, (1990-2005), 2005. Entre Dos Ríos y Otras Noches, 2007. Si Fuera un Intervalo, 2009. Inversos Poesía (1990-2010).
Ha sido publicada en diversas antologías tanto en su país, como en el extranjero. Ha realizado lecturas de poesía en Brasil, Francia, Estados Unidos, Alemania, Irlanda, España, Rusia, Rumania, Polonia, Holanda, China, Colombia y Argentina.
En 2007 le fue conferido El premio Literario Casino da Póvoa/Correntes d’Escritas, con su libro: La génesis del Amor, que también obtuvo el Premio Portugal Telecom. En Italia fue distinguida con el Premio de Poesía Giuseppe Acerbi. En el 2008 obtuvo el Gran Premio de Poesía de la APE (Asociación Portuguesa de Escritores) por su libro: Entre dos Ríos y Otras Noches. También ha escrito Teatro y Literatura Infantil.
Entrevista concedida al Programa de Poesía La maja desnuda realizada por Nidia Hernández
La poesía es en mi vida como respirar, yo no sé pensar, ni sentir, sin poesía. Desde que me recuerdo, desde que sé poner una palabra delante de la otra, pienso y siento con ritmo, con música. Puede ser trágico a veces, cuando la poesía se sobrepone a la vida, pero a veces la poesía también salva la vida.
Nunca supe ni imaginé que iba a ser poeta. Escribo, simplemente. En un cierto punto de mi vida, supe, eso sí, que lo que escribía era diverso de lo que conocía, pero cuando pensaba en publicar, me daba miedo perder la inocencia primordial que sentía con la palabra. Quizás por eso publiqué tan tarde (tenía 33 años).
A la hora de escribir, el primer verso es como una visitación, o la primera palabra (que no necesariamente será el primer verso o la primera palabra en el poema). La soledad interior es necesaria. Puede ser en un bus (nunca enseñando, o en clase), la mayor parte de las veces es a solas, por la noche. Y siempre en la hoja de papel, nunca en la computadora. Eso es para después, para las correcciones...
La misión de la poesía, si tuviera alguna, sería la de preservar memorias.
Mis poetas más amados son: William Shakespeare, William Blake, John Donne, Emily Dickinson, Fernando Pessoa, Mário de Sá Carneiro, Luis de Camões. Y también Jorge Luis Borges, porque las palabras en ellos son poderosas, y como decía Dickinson:
“Si leo un libro y siento mi cuerpo tan frío que no hay fuego que pueda calentarlo, sé que estoy ante la poesía (o sé que eso es poesía). Si siento físicamente como si me hubieran sacado la tapa de los sesos (o como si me hubieran sacado la cabeza o volado la cabeza), sé que eso es poesía”.
Con ella, yo digo que también hay alguna otra forma o hay algún otro modo o camino. Entonces, esa es la razón.
Pienso que entre el poeta y el poder no debe haber relación de compromiso alguna. El poeta no puede nunca estar en el poder, más sí en el contrapoder: ¿no es el lenguaje poético transgresor siempre? Si se está en el poder, se es un poeta del régimen y ahí se podría preguntar si es poeta, o si es poesía lo que hace. Igualmente, la poesía no puede desligarse de su tiempo y, en esa medida, de los discursos producidos en ese tiempo y traducidos en prácticas sociales. De estos discursos hacen parte los discursos dominantes. Si se entiende la poesía como una forma de insurrección, de insubordinación, entonces habrá siempre una relación en la que corresponde al poeta y a la poesía, al igual que a la lírica, justamente por lírica, denunciar actitudes complacientes, traducidas en injusticias, en solipsismos, indiferencia y desatención.
http://www.monteavila.gob.ve/2014/autor-mes/autor-mes-amaral-2012.php
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